EL LADO POSITIVO DE LA PARÁLISIS POR EL VOLCÁN: OCIO FORZOSO
Muchos pasajeros han optado por bajar el ritmo y disfrutar los días que están varados
The New York Times / LA NACIÓN [Traducción de Jaime Arrambide]
20 de abril de 2010
LONDRES - No hay nada mejor que una gigantesca nube de ceniza volcánica que obliga a cancelar los vuelos en toda Europa para convertir este mundo
vertiginoso y globalizado en un lugar más íntimo, pausado y acogedor.
Por supuesto que entre los cientos de miles de viajeros que esta semana se vieron obligados a permanecer lejos de sus familias y sus hogares cundieron el estrés y
la ansiedad. Estamos acostumbrados a poder ir a donde queramos y conseguir lo que queramos cuando queramos, gracias a la fenomenal red de transporte
mundial. Sin ella, en más de un sentido, estamos perdidos.
Pero como al fin y al cabo no había a quién culpar de la actual contingencia y había muy poço que se pudiera hacer para solucionarla, muchos viajeros que se
encuentran en esta ciudad han descubierto que este ocio forzoso es como un respiro de las presiones y el vértigo de la vida en el siglo XXI.
No se oía, obviamente, el rugir del motor de los aviones en el cielo. Pero hay más: debido a que desde hace cuatro dias Londres vive un fantástico clima
primaveral, ésta ha sido uma oportunidad para caminar sin andar a las corridas, un ritmo de vida que no se experimentaba desde hacía 25 años. (Expongo mi caso
personal: volé a Londres para lo que sería apenas una escala nocturna, el miércoles por la noche, y aquí estoy desde entonces.) Birgit Wittenstein, una cardióloga
pediatra de Kiel, Alemania, vino a Londres para asistir a una importante conferencia y debería haber vuelto a casa el jueves, el primer día en que los vuelos fueron
cancelados. El viernes, estaba en pánico. "Pensé: tengo que salir de acá y volver a casa", dijo, y explicó que su hijo cumplió 6 años el sábado. Entonces, sucedió
algo casi mágico. "Tardé 24 horas en tomar conciencia y decirme: «Bueno, tengo un poco de tiempo libre para hacer compras y leer» por primera vez en seis
años", afirmó Wittenstein mientras pasaba las páginas de uma novela de Salman Rushdie y se tomaba un café en el soleado domingo londinense. Wittenstein
aprovechó los últimos dos dias para encontrarse con viejos amigos, ver um espectáculo, hacer sobremesa después del desayuno y realizar largas caminatas por
Hyde Park. Incluso se compró una cámara para tomar fotos, algo que no había hecho en dos años de viajes de trabajo. Hoy espera volver a Alemania en tren, ya
que logró comprar un pasaje. [.]
(http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1255745)